YO DIGO SÍ A LA PAZ

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jueves, 2 de febrero de 2017

Lecturas cruzadas

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


El Ejército de Liberación Nacional cumplió: liberó de su cautiverio al ex congresista Odín Sánchez Montes de Oca. Ahora, los delegados del Gobierno y del grupo guerrillero se aprestan para dar inicio a la Fase Pública, el 7 de febrero, en el marco de una compleja y dilatada Mesa de Negociación que tiene como objetivo ponerle fin al enfrentamiento armado.

A pesar del renovado compromiso de las partes para avanzar y poner en marcha el Proceso de Paz y la discusión de la Agenda Pactada, hay que advertir sobre una realidad política que bien podría convertirse en su mayor obstáculo: Santos está de salida[1] de la Presidencia.

Se suma a esta circunstancia, los fracasos de anteriores acercamientos entre el ELN y disímiles Gobiernos que buscaron negociar el fin del conflicto armado con este grupo subversivo.

El 7 de febrero será un día definitivo para este proceso de paz. El país necesita que se dé, lo que se ha llamado una Paz Completa, entendida esta desde la perspectiva de que solo queda negociar el fin de la guerra interna con el ELN, dado que la implementación de lo que acordaron el Gobierno de Santos y las Farc, se adelanta sin mayores contratiempos.

Eso sí, no deja de haber dudas sobre un proceso que se dilató en el tiempo y del que pocos confían en que pueda llegar a feliz término.

Un ejercicio de lectura cruzada de dos testimonios de igual número de miembros del ELN, me hace dudar sobre la real posibilidad de que pronto se logre la firma de un acuerdo de paz entre los negociadores de esta guerrilla y los plenipotenciarios del actual Gobierno.

De un lado, está lo dicho por alias Fabián, al columnista León Valencia y del otro, está lo expresado por Danilo Hernández, a través de una entrevista que varios Medios reprodujeron.
El primero dijo al analista y escritor que: Estoy al mando de cuatro frentes guerrilleros y dos compañías móviles que operan en Chocó, parte de Antioquia y parte del Valle[2], en el corredor Pacífico”.

Léase con atención lo dicho por el Comandante que habló con el ex guerrillero, León Valencia Agudelo: “Fabián había tomado nota de mis inquietudes y las respondió en la primera hora de la conversación. Dijo que el Frente de Guerra Occidental era muy escéptico sobre las posibilidades de llegar a una paz con cambios en favor de la población más pobre y de las regiones donde estaba el conflicto. Chocó, por ejemplo, qué sería de esa tierra, cómo hacer que la paz sirviera para sacar al Pacífico negro y desastrado de la marginalidad, la corrupción y la explotación infame de los recursos naturales, dijo.  Que en el Quinto Congreso del ELN habían votado en contra de establecer conversaciones con el gobierno y habían quedado en minoría, pero tenían toda la disposición de respetar las decisiones mayoritarias y por eso habían decidido liberar a Odín y facilitar el inicio de los diálogos.  Que no harían ninguna disidencia y en la eventualidad de un acuerdo final de paz asistirían al sexto congreso para examinar lo acordado y votar a conciencia, sabiendo de antemano que aun si ellos no aprobaban lo convenido volverían a someterse a lo que definiera el conjunto del ELN.[3]

Al parecer, la unidad de mando y la obediencia debida funcionan dentro de la estructura política y militar del ELN. A pesar de las diferencias de criterio que puedan existir y manifestar sus comandantes, parece que al interior del grupo guerrillero subsiste un espíritu democrático que permitiría el disenso y la posterior construcción de consensos logrados, eso sí,  desde la verticalidad del mando.

Por su parte, el segundo comandante, en una entrevista divulgada por varios Medios, se identificó como “… el Comandante del Frente Occidental Resistencia Cimarrón del Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista), que opera en el Chocó[4].

Léase con cuidado lo dicho por Danilo Hernández, en la ya señalada entrevista:

¿El ELN tiene voluntad de paz?
- Siempre la hemos tenido. Pero el gobierno ha trazado unas líneas rojas, que son las que dieron origen al conflicto. Y mientras no se les busque solución, la paz se ve cada vez más difícil[5].

-¿Cuáles son?
- El gobierno ha dicho que no se toca la propiedad privada, que es la que empobrece más a los pobres, ni la doctrina militar. Pero de los homicidios en Colombia, un gran porcentaje es cometido por las fuerzas militares, la policía, aliadas con el paramilitarismo, el brazo derecho del Estado
.”

¿Cómo entender lo dicho por el comandante Hernández? Si se refiere a los mismos inamovibles que el presidente Santos logró mantener durante la negociación con las Farc en La Habana, entonces podríamos pensar en un seguro fracaso de la negociación con el ELN en tanto que el COCE sabe  que los negociadores del Gobierno no están en la capacidad y quizás no sea de su entero interés, de modificar la estructura de la propiedad privada, o negociar el modelo político y económico, las Fuerzas Armadas (la doctrina militar) y las Relaciones Internacionales.

Resulta ingenuo pensar que en la Mesa Social, o que la sociedad, como lo considera el comandante Hernández, se logrará superar los ya establecidos inamovibles.

Recuérdese que el Acuerdo Final (I) firmado entre los delegados del Gobierno y de las Farc fue ajustado, como consecuencia del triunfo del NO, en el plebiscito del 2 de octubre de 2016. Justamente, uno de los ajustes hechos al documento tiene que ver con la propiedad privada, uno de los inamovibles a los que hace referencia el comandante Danilo Hernández.

En el Punto 1. Hacia un nuevo campo colombiano: Reforma Rural Integral, en el principio que corresponde a la Regularización de la propiedad, se añadió la siguiente aclaración: Nada de lo establecido en el Acuerdo debe afectar el derecho constitucional a la propiedad privada[6].

En esa línea, es muy probable que el proceso de negociación con el ELN no termine con la firma de un Acuerdo Final que permita ponerle fin al enfrentamiento armado.

Debe entender la dirigencia del ELN que el Régimen de poder que durante más de 50 años combatió y al que no pudieron derrotar, no va a negociar ni la propiedad privada y mucho menos la estructura de poder del Estado.

Las opiniones de estos dos comandantes bien pueden mostrar el talante democrático al interior del ELN, pero también abren la posibilidad para pensar que las aspiraciones y exigencias de los elenos no solo se enfrentan a unos ya existentes inamovibles o líneas rojas, sino al ocaso de un Gobierno que a pesar de lo negociado con las Farc, supo mantener las exigencias del Establecimiento.

De igual manera, los dos testimonios poco aportan a la generación de un ambiente de confianza entre las partes y en la sociedad que en lo consecutivo seguirá con atención los diálogos. Si de verdad existe la unidad de mando, un criterio clave sería concentrar la vocería en los negociadores del ELN. Estos protagonismos de mandos medios o de comandantes que en clave mandan mensajes al COCE, suelen hacer daño, en especial cuando se avecina una compleja negociación.

Insisto nuevamente en que el COCE debe leer muy bien el momento histórico por el que atraviesa el país. Que el dogmatismo no cierre la posibilidad de avanzar hacia una Paz Completa.

Una vez desaparecidas las Farc como grupo insurgente, la lucha armada se tornará aún más anacrónica e incomprensible, a pesar de que los comandantes aquí citados insistan en su “vigencia”.

Adenda: insistir en mantener la práctica del secuestro como método de financiación no solo deslegitima la lucha armada, sino que impide que a la Mesa Social concurran los más disímiles sectores societales. Es hora de abandonar aquello de la Justicia Revolucionaria[7]. El secuestro o retención de Odín Sánchez desgastó más al ELN, que al propio Establecimiento. Y perdieron la oportunidad de mostrarle al mundo que los problemas de pobreza, inequidad y abandono del país tienen un fuerte arraigo en un mal mayor: la corrupción.






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