YO DIGO SÍ A LA PAZ

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martes, 10 de enero de 2017

12 de enero: ¿última oportunidad?

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


Este 12 de enero de 2017, delegados del Gobierno de Santos y del ELN nuevamente se reunirán para intentar poner en marcha la fase pública de un ya enrarecido proceso de  pre negociación política. Fase que se empantanó, según la dirigencia del grupo insurgente, por incumplimientos del Gobierno; y los delegados del Presidente, señalan lo mismo, por parte de la agrupación guerrillera.

Que el proceso no haya arrancado aún, es responsabilidad del Gobierno de Santos y de los miembros del COCE. Sin duda, hay expresiones de arrogancia en las partes. Varios intelectuales, líderes de opinión, sacerdotes y profesores universitarios, entre otros, enviaron una misiva a la Mesa de Negociación.

En dicha carta se lee lo siguiente: “Desde los años ochenta del siglo pasado, el ELN ha insistido en la necesidad de la humanización de la guerra y en la aplicación estricta del Derecho Internacional Humanitario. Y sin embargo, continúa practicando el secuestro, lo cual es inaceptable. Por ello, exigimos la liberación inmediata de Odín Sánchez y el abandono definitivo de esta práctica. Las partes deben ceder en su arrogancia y priorizar, ante todo, la urgencia nacional de la paz. Lo que está en juego no es solo la legitimidad política de las partes sino el futuro del país[1].

La sociedad en general y en particular la opinión pública que sigue con interés ese asunto, fustigan a la dirigencia del ELN por insistir en el secuestro de civiles con fines extorsivos. El caso del ex congresista Odín Sánchez deslegitima la lucha del grupo armado ilegal y pone en entredicho la real voluntad de paz de su comandancia. Insistir en lo que suele llamarse como “justicia revolucionaria[2]” es un craso error, además de una actitud arrogante y despreciable.

Los guerrilleros del ELN suelen defender el secuestro como una práctica que les asegura recursos económicos con los que financian su lucha armada. Además, señalan que no confían en la “justicia burguesa”, de allí la obtusa insistencia en mantener  secuestrado a Odín Horacio Sánchez Montes de Oca, condenado por la Corte Suprema de Justicia[3], por su connivencia con los paramilitares que delinquieron en el Chocó

 ¿Cuál es entonces la idea? ¿Que muera en cautiverio? ¿De qué les sirve Odín Sánchez muerto o enfermo? Si el ex congresista es responsable por desfalco o malversación de dinero público y por patrocinar o apoyar grupos paramilitares, para qué insistir en mantenerlo privado de su libertad? Ojalá estas preguntas sean materia de discusión al interior de la dirigencia del ELN.

Del lado del Gobierno, hay que señalar la falta de diligencia para avanzar en los impedimentos legales para indultar a los guerrilleros que el COCE exigió y eligió como futuros negociadores. En la ya citada epístola, los líderes de opinión señalan que “…el gobierno nacional se comprometió a designar como gestores de paz a dos miembros del ELN detenidos, en lo que ya se ha avanzado; pero además, a indultar a otros dos insurgentes, lo que debido a limitaciones legales no se ha podido cumplir. Como alternativa, proponemos designar a los cuatro como gestores de paz, mediante el levantamiento provisional de sus responsabilidades penales en aras de facilitar el diálogo”.

Así entonces, y ante la urgencia de avanzar hacia lo que el país político y periodístico ya conoce como Paz completa, me sumo al llamado y a la exigencia que hace el grupo de intelectuales y académicos, cuando señala que “las partes deben ceder en su arrogancia y priorizar, ante todo, la urgencia nacional de la paz. Lo que está en juego no es solo la legitimidad política de las partes sino el futuro del país. Desde una sociedad expectante y convencida de que una paz completa requiere de todos los sectores sociales, demandamos que no cesen los esfuerzos de paz y que se instale cuanto antes la negociación formal entre el Gobierno y el ELN”.

Si este 12 de enero de 2017 nuevamente se trunca el inicio de la fase pública de este Proceso de Paz, el gran perdedor será el ELN. Finalmente, el Gobierno podrá decir que logró firmar el fin del conflicto con las Farc, siendo esta una guerrilla más grande y con mayor poder operacional[4] y por lo tanto, de daño. Y para ello, cuenta con la Gran Prensa para ocultar la ineficacia o quizás  el desinterés del Gobierno Central, de cumplir con lo pactado con la dirigencia del ELN.

Si este grupo armado ilegal insiste en el secuestro y mantiene el dogmatismo y la arrogancia, el proceso de paz perderá interés social y político. Sería un inmenso error quedarse por fuera del momento histórico que vive el país y negarse a escuchar a los sectores de opinión que hoy demandan del COCE, coherencia, responsabilidad histórica y sensatez.

Ojalá no sea esta la última oportunidad para consolidar lo que el país llama como la Paz completa. Amanecerá y veremos.

Adenda: quizás un inesperado golpe militar que propine la Fuerza Pública al COCE haga a sus miembros recapacitar y dejar a un lado sus obtusas posturas. 




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