martes, 29 de noviembre de 2016

FIDEL

Tanto en las democracias populares del socialismo, como en las democracias liberales del capitalismo, el asistencialismo es la más eficiente política a la que apela el poder para perpetuarse.

El capitalismo usa el mercado para someter a los ciudadanos; y el socialismo usa el asistencialismo y el control ideológico para lo mismo.

El socialismo cría ciudadanos estatizados; el capitalismo forma ciudadanos-clientes. En los dos sistemas la democracia es una formalidad.



Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


Inicio esta columna señalando que constituye un enorme error o una exageración, venerar a un ser humano. A los seres humanos se les admira y se les extraña cuando parten, pero venerarlos, bien podría ser el fruto de un largo y efectivo proceso de alienación individual, grupal, colectiva o masiva. Todo lo contrario al ejercicio libre de la razón y del pensamiento crítico que nos debe acompañar cuando se trata de examinar cualquier obra humana.

Nadie discute la importancia política de Fidel Castro Ruz. Fue, durante décadas, el líder de la revolución cubana. El mismo que echó a andar el ánimo libertario de quienes por aquella época soportaban, al parecer, la oprobiosa dictadura de Fulgencio Batista. Los liberó, pero, contradictoriamente, los convirtió en prisioneros de su ego, de su proyecto político y de su autárquico ejercicio del poder que poco a poco lo convirtió en una práctica veleidosa.

Preso de sus ideales, convicciones y de su carácter mesiánico, Fidel Castro Ruz cometió los mismos errores políticos de otros líderes: condenar al ostracismo, así como perseguir, anular, apresar y torturar a quienes se atrevieran a pensar distinto y criticar sus ejecutorias de gobierno. Baste con recordar a Stalin, o quizás con mayor cercanía geográfica y cultural, a Pinochet Ugarte, Somoza, Videla, Chávez Frías, Turbay Ayala y Uribe Vélez.

Nadie niega las conquistas sociales que el proyecto político cubano logró después de su llegada al poder en 1959. Educación, salud y cultura son los factores con los que Fidel sostuvo su poder y carisma. Pero en la compleja condición humana, ello parece que no es o fue suficiente, y así lo dejaron claro quienes abandonaron la Isla en el enorme éxodo que provocó su llegada triunfal de la Sierra. Quienes se fueron y muy seguramente muchos de los que se quedaron “obligados” por las circunstancias, tenían en mente vivir otra vida[1].

A veces olvidamos que todo régimen de poder, llámese socialista o capitalista, es una forma de dominación a la que nos sometemos, esperanzados en alcanzar la felicidad. Pero existen tantas ideas y maneras de ser felices, que el ejercicio del poder, hegemónico per se, termina por limitar, a través de diversos mecanismos, las acciones de quienes buscando ese ideal de felicidad, terminan convirtiéndose en enemigos políticos de ese régimen que se presentó con un arrollador ánimo libertario.

Es claro que quien ostenta poder o hace ingentes esfuerzos por alcanzarlo, está dispuesto a cometer errores, delitos y a someter la voluntad de otros. Fidel, como otros tantos, sin duda, los cometió. He allí otra razón para oponerse y criticar el exabrupto político y social de venerarlo, de idolatrarlo.

Fidel Castro Ruz, como otros líderes políticos,  Presidentes o Jefes de Estado, utilizó el poder político y coercitivo del Estado para imponer sus lógicas y su proyecto de país y de Nación. Con el socialismo de Estado controló, sometió y redujo el Mercado al poder político. De igual forma, controló y sometió a un férreo control social, mediático y político a la opinión contraria y divergente, a la Oposición.

Quienes fustigan su larga obra de Gobierno sin reconocer las conquistas sociales alcanzadas para las grandes mayorías, no pueden sacar pecho diciendo que el capitalismo es el camino. No.  A aquellos les digo que tan indeseable la dictadura del Mercado en el sistema capitalista, como vigilar y castigar a quien piensa distinto en el sistema socialista. Y le sumo estas otras sentencias: tanto el capitalismo como el socialismo crean Mesías que niegan la política;  y Socialismo y capitalismo, son formas de dominación propias de la condición humana. Por ello, los dos, no son garantía de felicidad.

Si, murió Fidel. Pero no constituye una tragedia en sí misma. Todos vamos a morir. Y luego, y quizás muy pronto, muera Raúl[2], gris político y hermano, a quien despedirán sin la exaltación, excitación y el fervor con el que dijeron adiós a su hermano mayor.

Mientras que en Miami celebran a rabiar la muerte del Dictador de marras, en La Habana, cientos de miles de cubanos y a lo mejor extranjeros, hacen largas colas para despedir a quien al parecer dignificó y reivindicó, con poco, sus vidas. Equivocados todos. Ni socialismo, ni capitalismo, hay que repensar la vida humana. Y para hacerlo no solo debemos “inventarnos” otro sistema político, sino empezar a comprender esa compleja, dañina, pero fascinante condición humana. Quizás por allí deban empezar quienes en el corto plazo busquen convertirse en líderes políticos y presidentes.




2 comentarios:

  1. Cómo siempre un texto inteligente, argumentado y con mirada propia. Compartimos miradas similares, cercanas. Lo humano está por encima de todo y los sesgos ideológicos nos hacen caer en trincheras estériles. Sin duda Fidel fue un genial político, no ¨perdió¨una sola partida, pero la resultante humana no seré quien la juzgue.

    Solo un detalle, siempre se habla que Cuba era un desastre antes de la Revolución. No es así, tampoco era un paraíso, era un país con agudas desigualdades, como todos nuestros países, aun así, quiero que conozcas tu y los lectores algunos logros de la Cuba pre revolucionaria que muchas veces no se mencionan en el ámbito social, político y cultural, no te sonrías querido colega y amigo, puedes verificarlo (http://www.komentaria.com/cuba/datos-cuba/datos.html)

    ResponderBorrar
  2. Hola Pedro, amigo del alma. Por eso dije que al aparecer soportaron una oprobiosa dictadura de Batista. Le dije porque siempre me sonó a justificación, sin olvidar el momento histórico que vivía el mundo en ese momento. Gracias por la información.
    Se fue el Coma-andante. Queda Raúl, otro Coma-andante.

    abrazos

    Patria, Muerte y Peregrinación

    Germán

    ResponderBorrar