YO DIGO SÍ A LA PAZ

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lunes, 31 de octubre de 2016

ÉTICA PERIODÍSTICA Y ETHOS MAFIOSO

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo

El periodismo y en particular las empresas mediáticas, sirven a los propósitos de mantener la cultura dominante y coadyuvar a la consolidación del orden establecido, así sea ocultando sus problemas de legitimidad. Allí está comprometida la ética periodística, anclada, como nunca, a la tradición y al mantenimiento de lo que se conoce como statu quo.

Como instrumentos del poder político, el periodismo, los periodistas y los Medios masivos, ayudan a la construcción de verdades sobre hechos específicos, que siempre obedecerán a los particulares intereses que tanto los periodistas como los Medios expongan o dispongan cuando ponen en marcha los procesos de registro de hechos que de manera acomodaticia elevan al estatus de noticia, a través de lo que se conoce como criterios de noticiabilidad.

En todo lo anterior es preciso entender dos hechos noticiosos que, encarnados en dos ciudadanos, en dos ex funcionarios públicos, bien pueden servir para explicar que la información noticiosa no puede entenderse de manera separada de lo señalado párrafos arriba, en torno al mantenimiento de una institucionalidad o de unos valores culturales, que a pesar de sus problemas, el periodismo coadyuva a su sostenimiento y consolidación. Se trata de Odín Sánchez Montes de Oca, ex congresista  y Andrés Felipe Arias, ex ministro de Agricultura.

El primero, secuestrado o retenido por el ELN, fruto o víctima de la aplicación de lo que bien puede llamarse como  “justicia revolucionaria”[1] con la que la dirigencia de esa guerrilla pretende “juzgar” al ex congresista por actos de corrupción y por apoyar a grupos paramilitares.

En el cubrimiento de este hecho político, económico, periodístico y noticioso, la ética periodística advierte sobre la necesidad de entregarle a los lectores y audiencias, todas las aristas que confluyen en ese hecho, en aras de asegurar su comprensión. No hacerlo no solo desconoce los principios deontológicos del oficio periodístico, sino que naturaliza el ethos mafioso en el ejercicio de la política.

Para el caso de Odín Sánchez, varios Medios registran su secuestro como un hecho execrable y como factor que imposibilita, hoy, el inicio de la fase pública de la negociación planteada entre el Gobierno y el COCE. Sin duda, secuestrar civiles es una práctica inaceptable, que termina desprestigiando las acciones de esa guerrilla. Al presentar así el hecho político, Medios[2] y periodistas ocultan hechos claves que ayudan a entender, mas no a justificar, el porqué del secuestro del ex congresista, en el contexto de un largo y degradado conflicto armado interno. 

El cubrimiento periodístico del caso de Odín Sánchez debe dar cuenta de todos los elementos[3] que confluyen en la trayectoria política del político chocoano. Y es claro que no siempre la prensa está dispuesta a entregar esos otros datos, que bien pueden servir para entender las particularidades del secuestrado o del retenido.

En cuanto al caso del ex ministro Andrés Felipe Arias, sucede algo similar.  En reciente nota del noticiero de televisión,  Noticias Caracol, "Uribito" fue presentado como un “pobre ciudadano colombiano[4]”, cuya familia hace presencia a las afueras del penal, para enviarle saludos. Todo un drama familiar que oculta unas circunstancias que comprometen el actuar del ex ministro.

En dicha nota, jamás la periodista presentó datos y los hechos que comprometen al ex ministro de Agricultura de Uribe Vélez, en actos de corrupción, por la entrega amañada de subsidios del programa Agro Ingreso Seguro, a hacendados ricos y a amigos cercanos a Uribe. En ningún momento la periodista expuso la sanción disciplinaria que recibió Arias de la Procuraduría General de la Nación, que lo encontró culpable y lo sancionó. De igual forma, negó el fallo sancionatorio de la Corte Suprema de Justicia.

En la mencionada nota televisiva[5], se advierte un tono lastimero, que sirve para ocultar un hecho jurídico- político clave: Arias fue sancionado y condenado por un órgano de control y por la Corte Suprema de Justicia.

Así entonces, cada que un Medio oculta datos y hechos, construye medias verdades y sirve a los propósitos de quienes, desde el Establecimiento, insisten en consolidar y naturalizar el ethos mafioso con el que actúan en lo público y en lo privado.

Los casos de Odín Sánchez y Andrés Felipe Arias no pueden abordarse exclusivamente desde el pesar, la indignación o una supuesta violación de sus derechos procesales. Nadie niega las difíciles condiciones de reclusión de los dos ex funcionarios. El primero, detenido por un grupo al margen de la ley, que se alimenta económicamente de los negociados del ex congresista. Y el segundo, detenido en una cárcel de Estados Unidos, ante un pedido de extradición del Gobierno colombiano.

Al final, las audiencias deben estar preparadas no solo para advertir los silencios en los que incurren Medios y periodistas, sino para entender que el ejercicio periodístico siempre ha estado y estará anclado al poder político y económico; y que la ética periodística, como los  criterios de noticia, siempre deviene acomodaticia.

Por lo anterior, cuando la prensa y los periodistas dejan de lado la Ética periodística y sus principios y en lugar de  develar las prácticas de un orden y sus agentes que devienen corruptos e ilegítimos, como Arias y Sánchez, entonces el ethos mafioso se yuxtapone, se impone, se asocia y se le une, lo que garantiza, al final, su triunfo. 




Imágenes tomadas de ELTIEMPO.com y Semana.com


[3] Véase: http://www.noticiasrcn.com/nacional-pais/odin-sanchez-secuestrado-el-eln-debe-5885-millones-pesos-al-estado En esta nota se entregan esos elementos, datos  y hechos que confluyen en el caso de Sánchez y que ayudan a comprender de una mejor forma la información publicada.

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