YO DIGO SÍ A LA PAZ

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martes, 10 de mayo de 2016

¿ENTREVISTA O MONÓLOGO?

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo

En reiteradas columnas he señalado que Uribe Vélez fue, es y sigue siendo una invención mediática[1], fruto de un ejercicio periodístico que insiste en convertir en noticia todo discurso que alimente conflictos, que genere controversia o que exhiba lo más  execrable de la condición humana.

Las apariciones de Uribe Vélez en los medios masivos obedecen a esa lógica moralizante desde donde las empresas mediáticas y los periodistas suelen actuar, siempre en la búsqueda de obtener ganancias a partir del rating y por supuesto, siguiendo las instrucciones de los propietarios de las empresas mediáticas, especialmente las que sostienen a los noticieros de televisión y de radio.

Durante sus ocho años como Presidente, los medios masivos colombianos se hincaron, literalmente, a los pies de Uribe Vélez. Fue así como esas empresas mediáticas lograron consolidar el unanimismo[2] ideológico y político con el que dicho Gobierno logró deslegitimar la protesta social, justificar las “chuzadas” y minimizar el impacto de lo expresado por sus críticos y contradictores.

Ahora, en su calidad de ex presidente y gracias a esa misma perversa e inconveniente lógica noticiosa,  Uribe sigue haciendo presencia en los noticieros de televisión RCN y Caracol, cada vez que decide exponer al país sus críticas o reparos frente a los temas  de la mesa de negociación y pre acuerdos de La Habana.

El noticiero de televisión Noticias Caracol abrió recientemente un espacio para que el senador Álvaro Uribe Vélez expusiera sus reparos y críticas al Proceso de Paz de La Habana. La dirección del Noticiero Caracol apeló al exigente género de la entrevista para que el líder opositor expresara sus ideas en torno a lo que viene sucediendo con la negociación  de paz entre el Gobierno de Santos y las Farc.

Desde el punto de vista periodístico-noticioso el encuentro entre el político antioqueño y el periodista y director del Noticiero Caracol, Juan Roberto Vargas, resultaba atractivo, importante y por lo tanto potencial generador de expectativas en las audiencias interesadas en ver y escuchar al combativo y controvertido político, ganadero y latifundista.

Ahora bien, el desarrollo de dicho encuentro, pretendidamente investido de entrevista, puso en evidencia la incapacidad del Presentador[3] para guiar un encuentro dialógico y por lo tanto respetuoso en el que el invitado, en este caso el ex presidente, pudiera ser controvertido o interpelado. Al parecer, se trató de una “entrevista” previamente convenida, en la que claramente el entrevistado jamás fue interpelado por el periodista, a pesar de que Uribe Vélez  a lo largo del insoportable monólogo cayó en imprecisiones y en medias verdades.
  
El director del Noticiero Caracol solo atinaba a aceptar los puntos de vista del ex mandatario, a quien varias veces lo llamó Presidente. El sumiso y dócil “entrevistador” dejó que Uribe Vélez, con medias verdades, deslegitimara lo acordado en La Habana, al señalar que habría total impunidad, y por esa vía, desconoció que se trata de una negociación política y no de un proceso de sometimiento a la justicia del grupo guerrillero de las Farc.

Bien pudo el pusilánime periodista confrontar los puntos de vista de Uribe, con los documentos publicados y que dan cuenta de lo acordado hasta el momento en La Habana. Por el contrario, el asustadizo presentador de noticias y director del noticiero Noticias Caracol una y otra vez asentía- como perrito de taxi- lo que decía el latifundista, ganadero y ex presidente. Al parecer, su excesiva admiración o temor hacia el hoy senador de la República le impidió ejercer el rol de entrevistador.

Juan Roberto Vargas confundió el rol de entrevistador, con el de presentador de noticias e incluso, con el de “maestro de ceremonia”. Al final de la “entrevista”, Uribe Vélez, una vez más salió airoso políticamente, porque un nefasto ejercicio del periodismo se lo permitió. Quizás ganó el Canal y el Noticiero por el rating alcanzado, pero perdió credibilidad el periodista y el propio medio.


Adenda: el llamado a la "Resistencia civil" que hizo Uribe, demanda un alto y consolidado sentido de la ciudadanía que él no tiene y mucho menos sus seguidores. Se trata, sin duda, de un llamado para que fuerzas ilegales, como los neoparamilitares, entorpezcan los procesos de implementación de los acuerdos de paz de La Habana. Como líder negativo, ese llamado a la resistencia civil es una clara invitación a desconocer los acuerdos y de resistirse a la reconciliación.


Imagen tomada de Pulzo.com


[2] Véase el estudio publicado bajo el título De la democracia radical al unanimismo ideológico, medios y seguridad democrática. UAO, 2006.

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