YO DIGO SÍ A LA PAZ

YO DIGO SÍ A LA PAZ

viernes, 12 de febrero de 2016

¿Y EL PROCESO CON EL ELN?

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo

Hay que insistir en que el proceso de negociación[1] pública entre el Gobierno de Santos y el ELN arranque cuanto antes. El tiempo apremia si tenemos en cuenta que las negociaciones de La Habana avanzan a pesar del ruido que generan la reciente declaración del vicefiscal de la CPI, James Stewart alrededor del modelo de justicia acordado entre las partes y la insistencia de las Farc en que se convoque a una Asamblea Nacional Constituyente para la refrendación de los acuerdos. A ello se suman los puntos pendientes que han ido quedando de los acuerdos preliminares.

Con todo y lo que falta por acordar en la Mesa de negociaciones instalada en Cuba, el inicio de la fase pública del proceso de pre negociación y negociación entre Gobierno y ELN debe darse cuanto antes.

De no hacerlo, no podríamos hablar en estricto sentido de la superación del conflicto armado interno, lo que dejaría a la guerrilla del ELN  expuesta a una violenta ofensiva militar por parte de las Fuerzas Armadas. En términos operativos, al Ejército le queda más fácil golpear a los elenos por cuanto ya no encontrarán la presencia y resistencia de las Farc. Esta circunstancia debería de motivar al COCE para rápidamente superar los obstáculos que hoy tienen frenadas las conversaciones con el Gobierno. 

Habría dos elementos problemáticos, que explicarían el enfriamiento de los encuentros exploratorios entre Gobierno y ELN y la esperada fase pública: de un lado, la discusión alrededor de la supremacía que exige el COCE que debería tener dentro de las negociaciones de paz, la Mesa Social[2] o el componente social, sobre la Mesa Política o el componente político.

Es decir, que las decisiones emanadas de los sectores sociales convocados para discutir reformas económicas y políticas, terminen imponiéndose a los temas y ritmos de la negociación política directa entre los plenipotenciarios nombrados tanto por el ELN como por el Gobierno de Santos. Es claro que a la dirigencia del ELN le interesa la participación directa de la sociedad[3] en las negociaciones.

Al parecer los enviados del Gobierno, siguiendo instrucciones de Santos, no aceptan que la Mesa Social esté por encima de la Mesa Política y que la primera determine el abordaje de asuntos sobre los cuales el Establecimiento no está dispuesto a ceder: revisión del modelo económico, por ejemplo.

El segundo elemento, aunque importante, podría superarse rápidamente. Se trata del territorio en donde se desarrollarían los diálogos. Inicialmente el COCE quería que la mesa se instalara en Venezuela. Para el Gobierno, dialogar en Venezuela tiene unas implicaciones políticas y diplomáticas que le impiden aceptar la propuesta del ELN. El cierre de la frontera, el mismo proyecto político venezolano y los negativos resultados electorales y la “golpiza” que recibió el proyecto bolivariano por parte de la Oposición que hoy es mayoría en la Asamblea Nacional, hacen “inviable” la instalación de la mesa de conversaciones. Para superar el impasse, se cuenta con el ofrecimiento del Gobierno de Ecuador. Por ello, el asunto del territorio extranjero para negociar resulta relativamente fácil de superar, a pesar de la aspiración e insistencia de la dirigencia del ELN de que debería de ser Venezuela.

Más allá de si los dos elementos señalados líneas atrás tienen asidero y sirvan para explicar el enfriamiento del proceso con el ELN,  o quizás de que haya otros elementos problemáticos, lo cierto es que las partes deben avanzar en superar los obstáculos.

Deben entender los elenos que lo urgente ahora es parar las hostilidades y ponerle fin a la guerra, para que no haya más víctimas civiles y se siga afectando el medio ambiente. La vida de los guerreros pasa a un segundo plano, así como las aspiraciones de lograr cambios en el modelo económico y político a través del uso de las armas.

Con la firma del fin del conflicto armado se abren posibilidades para continuar luchando por transformar a Colombia, dentro de la institucionalidad y sin armas. Consolidar movimientos sociales con vocación de poder debe guiar al COCE a reactivar los diálogos con el Gobierno. No hacerlo, sin duda, configura una enorme torpeza y error político por parte de la dirigencia de esa guerrilla. Hay un momento histórico que los obliga a ceder. Los tiempos de la guerra están pasando


Adenda: el envejecimiento de la dirigencia del ELN debería también llamar a la reflexión a sus miembros. Véase: http://www.semana.com/nacion/multimedia/eln-su-poderio-y-su-dificultad-para-negociar/461166



Imagen tomada de EL ESPECTADOR.COM


[2] Encuentro coincidencia con lo planteado por el movimiento  social y político Congreso de los Pueblos, cuando señala que “la Mesa Social  de Paz es un mecanismo de participación y negociación de los sectores sociales populares, sus procesos y organizaciones con el Estado y los poderes económicos y políticos. Esta Mesa negociará  con los que hoy tienen el monopolio del poder político y económico aspectos  y temas propios de los impactos causados por el conflicto en todas sus dimensiones…”. Tomado de Mesa Social para la Paz: propuesta de participación popular para la construcción de la paz en Colombia. EN: Y sin embargo, se mueve. Negociación Gobierno- ELN. EditorVíctor de Currea- Lugo. p. 78. Bogotá, 2015.

[3] Según Carlos José Herrera Jaramillo, “un primer punto crucial para el ELN pasaba a ser el de la participación  de la sociedad en las conversaciones. Simplificando quizás mucho la cuestión, podría decirse que en este punto el ELN propendía porque fueran <> o <> o <> las que negociaran con el gobierno sus problemas con el Estado y que el ELN simplemente apoyaría o haría suya dicha negociación”. Herrera Jaramillo, Carlos José. ¿Además de deseable, posible? Una negociación exitosa con el ELN. EN: Y sin embargo, se mueve. Negociación Gobierno-ELN. Editor Víctor de Currea Lugo. p. 64. Bogotá, 2015.

No hay comentarios.: