YO DIGO SÍ A LA PAZ

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viernes, 20 de noviembre de 2015

LAS CONSECUENCIAS DE VOTAR POR EL SI O POR EL NO

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


Las condiciones en las que cobrará vida política y social el plebiscito[1] dan cuenta de la desconfianza que el Gobierno de Santos tiene en los colombianos. La reducción del umbral al 13% del electorado (4,4 millones) es un claro indicador de que Santos y su equipo de Gobierno no solo desconfían de los electores, sino que tienen miedo de que la consulta salga negativa para los intereses de la paz. En particular, la suspicacia y el temor están dados o se soportan en la baja cultura política y el pobre capital social que exhiben cientos de miles de colombianos cuando se les consulta sobre asuntos complejos como las negociaciones de paz con las que se busca poner fin al conflicto armado interno.

En el país subsiste una vieja polarización política entre quienes apoyan el actual Proceso de Paz y aquellos que siguiendo o no las ideas del llamado “uribismo”, se resisten a aceptar que por cuenta de una negociación política miembros de las Farc puedan participar en política e incluso, reciban beneficios jurídicos en el contexto de una incomprendida justicia transicional. Esta es otra circunstancia que se suma, negativamente, al momento en el que el pueblo colombiano sea convocado a refrendar los acuerdos de paz, a través del plebiscito.

De igual manera, aún hay cientos de miles de colombianos que miran con desdén y apatía lo que se discute y lo que hasta el momento se aprobó en La Habana. Hay, a pesar de la enorme información que se encuentra en la Red y la publicada por los medios masivos sobre el asunto, confusiones en unas audiencias poco preparadas para la discusión argumentada de hechos y asuntos públicos.

El Gobierno ha fallado en las formas como comunica los avances de un Proceso de Paz que al parecer no tiene reversa. No hace aún pedagogía por la paz. Las piezas publicitarias y los mensajes que hablan de paz, incluso aquel en el que aparece el Papa Francisco hablando de la paz en Colombia, son insuficientes frente al discurso noticioso del Noticiero RCN, y de sus espacios radiales, que claramente apuntan a deslegitimar[2] las negociaciones que se adelantan en Cuba.


En radio, la cadena Blu también aporta su grano de arena a la confusión de las audiencias al darle espacio a los voceros del Centro Democrático para que confundan aún más a unas audiencias cuyos miembros pueden no estar preparados para discutir, de manera argumentada y serena, asuntos tan delicados como el modelo de Justicia Transicional que se pactó el 23 de septiembre en Cuba, a pesar de que no se conoce, hasta este momento, la versión final de lo acordado en este punto.

Así las cosas, el plebiscito, como mecanismo de refrendación de lo que se acuerde en La Habana será el termómetro que medirá qué tan conscientes están los colombianos del momento histórico por el que atraviesa el país. De igual manera, el plebiscito servirá para confrontar qué tan efectivos fueron los irresponsables, equivocados e interesados tratamientos periodísticos que noticieros como RCN televisión y la FM, Blu y La W, en radio, han hecho de episodios y hechos acaecidos durante las negociaciones de La Habana.

El plebiscito, igualmente, develará si realmente la reelección de Santos se produjo porque electores y audiencias le entregaron ese mandato y tarea para que negociara y  firmara el fin del conflicto armado con las Farc. O por el contrario, su reelección solo fue fruto de los intereses politiqueros de quienes hacen parte de la Unidad Nacional.

Ante la posibilidad de que gane el No, el Gobierno debe tener preparado el discurso y los mecanismos para enfrentar semejante situación, que puede resultar apremiante si actores de la sociedad civil y las propias Fuerzas Armadas terminan legitimando la decisión negativa que tome el electorado.

Es claro, eso sí, que ante una eventual derrota, lo acordado en La Habana no puede tirarse a la basura. Ante esa eventualidad, la institucionalidad estatal y las propias Farc deberán coincidir en la defensa de lo acordado en la mesa de negociación. De darse ese escenario, los votantes por el NO deberán asumir la responsabilidad política y social por los hechos que su decisión concite.

Por el contrario, frente a la posibilidad de que gane el SI, Santos y la Unidad Nacional recibirán un espaldarazo político y social que sabrán “cobrar”, para “aplastar” a quienes desde la Procuraduría General de la Nación y el Centro Democrático, entre otros actores y sectores de poder,  se vienen oponiendo al Proceso de Paz.

Una aplastante victoria, a pesar del reducido umbral, servirá para que el Gobierno enfrente las críticas y resistencias de HWR y de aquellos que insisten en que las decisiones que tome el Estado colombiano deben estar supeditadas, para el caso de la justicia internacional, a lo que indique, por ejemplo, la Corte Penal Internacional. Con la victoria electoral, Santos, como Jefe del Estado, deberá imponerse sobre aquellas instancias que intenten deslegitimar y desconocer no solo la voluntad  y la expresión soberana de una porción importante del pueblo colombiano, sino la soberanía de un Estado que necesita de la paz para buscar, en escenarios de posconflicto, consolidarse como un orden justo, viable y perenne.

Ya veremos cuál es el talante democrático y pacífico del pueblo colombiano que decida acudir a las urnas para aprobar o no lo que acuerden en La Habana las Farc y el Gobierno de Santos.




Imagen tomada de www.semana.com; https://www.google.com.co/search?q=plebiscito,+si+o+no&espv=2&biw=1024&bih=636&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwi6y7zb77rKAhVGHB4KHb4HBvEQ_AUIBigB#tbm=isch&q=plebiscito+por+la+paz+de+Colombia+%2C+si+o+no&imgrc=ivCpWEC7jdzvzM%3A


[1] Ante las diferencias conceptuales y procedimentales que subsisten entre el Referendo y el Plebiscito, deberá el Congreso definir el carácter vinculante que de forma natural no acompaña al plebiscito. En la revista Semana se lee lo siguiente: “Aunque dentro de los mecanismos de participación ciudadana sólo el referendo tiene la capacidad de reformar la Constitución e incorporar nuevas disposiciones a la vida jurídica del país, el Congreso decidió que este plebiscito especial para la paz sí tenga el mismo carácter vinculante, para efectos del posterior desarrollo constitucional y legal del acuerdo de paz”. Tomado de: http://www.semana.com/nacion/articulo/proceso-de-paz-el-abc-del-plebiscito/450362-3

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