YO DIGO SÍ A LA PAZ

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domingo, 13 de septiembre de 2015

Magia Salvaje y posconflicto

Por Germán Ayala Osorio, comunicador social y politólogo


La presentación pública del trailer del documental Colombia, Magia salvaje, deviene en una suerte de promocional de la biodiversidad que queda aún en pie en el país. No es gratuito que el mismo narrador hable de la última frontera natural. Y menos aún resulta gratuito que el Minambiente, en un aparente lapsus, señalara que en Chiribiquete no hay vida humana, solo algunas comunidades indígenas.

Es decir, el documental no nace de la simple intención de dar a conocer ecosistemas y paisajes exuberantes a los nacionales, que por diversos motivos, entre ellos la dinámica del conflicto interno, no han podido gozar y conocer. Por el contrario, obedece a una muy bien diseñada campaña del Gobierno de Santos, que siguiendo la política trazada por Uribe, insiste en  buscar más inversionistas que puedan intervenir en los territorios de esa Colombia Salvaje e indomable.  Esa Colombia mítica del Dorado que aún queda y que requiere del abrazo del desarrollo para hacerse viable para una economía de mercado mundial, que al ponerle valor a todo, incluso a la vida, debe aprovechar hasta el último recurso que ofrecen nuestras selvas, ríos y páramos.

Entonces, Santos promociona desde ya la Colombia sin conflicto armado interno, dada la enorme posibilidad de que el país ponga fin a su guerra interna, por lo menos con la guerrilla de las Farc.

Santos  y las Farc saben que se avecina una Paz económica, y no una Paz Política, en términos de una clara cesión del poder que asegure o permita cambios sustanciales en las correlaciones de fuerza. Paz económica que necesita de documentales y de políticas públicas que permitan que las Zidres vayan más rápido que la declaración y la extensión de Zonas de Reserva Campesina para la producción de alimentos.

Es claro que Uribe y Santos debilitaron la institucionalidad ambiental y el propio Ministerio del Medio Ambiente. Los desastres socio ambientales producidos en estos dos gobiernos indican que esa última frontera natural de la que habla el referido documental, está, desde hace rato, en los radares de poderosas familias y empresas  mineras, agroindustrias, ganaderos y latifundistas, listos todos a eliminar, física y simbólicamente, a los indígenas que el Minambiente aún no reconoce como seres humanos. Es decir, la extranjerización de la tierra y con ella la apropiación de baldíos y la promoción de la biodiversidad, son mecanismos e instrumentos para domar a esa Colombia salvaje y para quitarle la magia que rodea la vida de esos indígenas que han sobrevivido por años, sin la presencia del Estado.

Así entonces, el país asistirá a escenarios de posconflicto en los que la variable ambiental y la sostenibilidad de valiosos y frágiles ecosistemas quedarán en mano de ministros del medio ambiente con vocación y perfiles de gerentes y de pésimos vendedores y negociadores de la biodiversidad.  Nos seguimos vendiendo como un país salvaje que necesita ser colonizado y sometido a las siempre “salvadoras” manos del Desarrollo. Paz en la tumba de esos ecosistemas, especies animales y de esos seres humanos que fueron captados por esas cámaras, operadas por quienes defienden a dentelladas esa idea de desarrollo que solo deja estragos socio ambientales.  

Nota 1: varias críticas recibí de quienes ya vieron el documental, en el que al parecer se hacen denuncias sobre daños a los ecosistemas. Esta columna se escribió a partir del tono promocional del trailer y por lo dicho por el Minambiente sobre la existencia o no de vida humana en el parque Chiribiquete. Cuando logre ver el documental completo, ampliaré o rectificaré, si es el caso, la perspectiva crítica de esta columna. 
Nota 2: esta imagen circuló ampliamente en la red Twitter, de donde fue tomada. 


Después de ver el documental, señalo lo siguiente:

Las imágenes son impactantes por la belleza de los ecosistemas allí registrados. Sin embargo, se trata de un documental que deja un sin sabor porque hace una fuerte promoción del agua y de los recursos no explorados que aún tiene Colombia, al tiempo que tímidamente reconoce que hay amenazas serias que se ciernen sobre esa generosa y biodiversa naturaleza. Señala a la mega minería sin señalar que allí hay multinacionales depredando. Habla de agroindustriales, sin decir que sobre los Ingenios Azucareros y palmicultores recaen responsabilidades por desastres socio ambientales.

Por lo menos en cuatro ocasiones el locutor usa el vocablo inexplorado. Una forma clara de invitar a "conocer" los secretos que guarda esa Magia Salvaje, cuando lo único salvaje es la manera como venimos "desarrollando" al país: sometiendo la naturaleza y arrinconando especies, asegurando por esa vía, procesos de defaunación.

El documental, entonces, es generoso en imágenes, pero el discurso que lee el narrador sigue sostenido en el antropocéntrismo, a pesar de la intención de esconder las voces de pueblos indígenas y afrocolombianos que aún mantienen viva esa relación consustancial con la naturaleza.

Me deja, entonces, un sin sabor esta realización. No quisiera pensar que hubo un documental original en el que se hacía denuncias serias, y con nombres propios, que por cuestiones políticas e intereses económicos fueron desechados. Es posible que ello haya sucedido. No podemos olvidar que las empresas que respaldaron la realización y difusión de Magia Salvaje tienen conexiones con la agroindustria (Ardila Lulle, propietario del Ingenio del Cauca).

Mantengo la preocupación por el momento histórico en el que se produce y se presenta el documental: la eventual firma del fin del conflicto armado entre el Estado y las Farc. Que la suerte de Chiribiquete no haga parte de los intereses globales que van a posarse en la Colombia del posconflicto. De esa manera, asistiremos, nuevamente, a la búsqueda del Dorado. Esta vez, gracias a un documental que invita a explorar esa última frontera de la naturaleza.

Posterior a este "ajuste" a esta columna, escribí otra para el periódico EL PUEBLO, que invito a leerla: http://elpueblo.com.co/a-proposito-del-documental-colombia-magia-salvaje/






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