YO DIGO SÍ A LA PAZ

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jueves, 22 de mayo de 2008

Del oficio periodístico en ‘caliente’ y de la censura oficial

Por
Germán Ayala Osorio
La acción desesperada y violenta del sargento (r) Édgar Paz Morales no sólo dejó al suboficial del ejército de Colombia al borde de una larga condena por secuestro, porte ilegal de armas y terrorismo, sino un debate periodístico por la censura ejercida por un miembro de la Comisión Nacional de Televisión (CNTV), contra el informativo del canal CityTv, propiedad de EL TIEMPO-Planeta, quizás, por la información que el ex militar obligó a un tercero a leer y que hace referencia al atentado contra Navarro Wolf, ocurrido hace ya varios años, y al entrenamiento que realizó a paramilitares en Colombia, el militar israelí, Jair Klein.

¿Qué pretendía el funcionario de la CNTV? ¿Acaso silenciar a quien puede resultar un testigo clave en el proceso jurídico-político de develar los nexos entre militares y paramilitares? Lo curioso del asunto es que los noticieros de Caracol Noticias y Noticias RCN, en las emisiones de ayer, se dedicaron a mostrar las imágenes en las cuales las autoridades someten al ex sargento, dejando en segundo plano lo que a través de un comunicado, el ex militar quiso contar al país acerca del atentado perpetrado contra Navarro Wolf y la relación entre Klein y los militares colombianos.

Paralelo a la discusión por la desafortunada decisión del funcionario de la CNTV, hay que revisar con cuidado el tratamiento periodístico que dieron los medios a los hechos acaecidos en el centro de Bogotá, incluido, por supuesto, el canal de televisión capitalino.

EL TIEMPO.COM registró así el hecho ocurrido el 21 de mayo en las instalaciones de Porvenir. “El corte de la señal, hecho por una funcionaria de la Comisión Nacional de Televisión (Cntv), fue cuestionado incluso por la directora de esa entidad, María Carolina Hoyos Turbay, quien aclaró que ella lo hizo de manera "inconsulta" e "individual".

Hablemos de los criterios de noticiabilidad, que no son otra cosa que los valores sobre y desde los cuales los periodistas definen qué es noticia, y defienden su derecho a informar.

Dentro de esos valores noticia, encontramos elementos como la proximidad geográfica, el interés general, el que se afecte, positiva o negativamente, a un importante número de personas; por el evento en sí mismo; por la ‘investidura’ de quien o de quienes participan en los hechos y por las posibles implicaciones que ese hecho genera y claro está, las consecuencias que puedan darse por el desarrollo de los mismos hechos que llamaron la atención de la prensa.

Sin duda, varios de esos elementos periodístico-noticiosos hacían parte de la escena y del complejo cuadro del que participó el ex suboficial del ejército de Colombia. Los periodistas los reconocen con rapidez y los expresarían de esta manera, estableciendo rápidas relaciones entre éstos: “que en plena capital del país un ex sub oficial del ejército de Colombia retenga y amenace con una granada de fragmentación, a por los menos 20 personas, y que exija no sólo una indemnización por los servicios prestados a la Patria, sino la presencia de la prensa y de funcionarios del Gobierno… es un noticionon.”

La discutible, acomodaticia y universal reflexión periodística termina con una llamada al medio pidiendo equipos y autorización para ‘echar la chiva’ en directo; y posterior a los hechos, de manera unánime, los asistentes al consejo de redacción deciden ‘abrir’ emisión con las imágenes de la toma por parte del ex sub oficial, tal y como sucedió con los noticieros Caracol Noticias y Noticias RCN.

Hasta ahí, la prensa simplemente obedece -obedeció- con celeridad los principios noticiosos aprendidos, pero ello no es óbice para que pueda cuestionarse la acción informativa desde la perspectiva del interés general y desde los efectos que pueda generar en las audiencias una emisión en directo de un hecho de ese tipo.

Pero antes de ir con la discusión acerca del tratamiento periodístico, recojamos las reacciones de los periodistas entrevistados por los colegas de EL TIEMPO, ante la mordaza ordenada por el funcionario de la CNTV, cuya identidad no es revelada en la nota del diario capitalino.

“Yamit Amat, director del Noticiero CM, dijo: "Es inconcebible que en la Cntv ocurran este tipo de cosas, que funcionarios den órdenes sin tener la facultad de hacerlo, como lo reconoce la propia Comisión. Por lo demás, todo tipo de control sobre la información es inaceptable. Me pareció que la transmisión que hacía Citytv estaba muy lejos de convertirse en una exaltación al delito."

Ignacio Gómez, subdirector de Noticias Uno, dijo: "Sea cual sea la responsabilidad individual de la Comisión Nacional de Televisión, la censura se dio y es un hecho gravísimo que afecta la libertad de prensa."

Por su parte, Darío Fernando Patiño, codirector de Noticias Caracol, aseguró: "No se puede considerar una acción de censura institucional. Lo que se evidencia es la imprudencia de una funcionaria para obstruir el periodismo." [1]

Ahora sí vamos a la discusión alrededor de la emisión en directo de los hechos acaecidos y la posterior apertura de las emisiones de los noticieros Caracol Noticias y Noticias RCN, con las imágenes ya conocidas.

Emitir en ‘caliente’ un hecho violento siempre será una decisión difícil para el director o responsable del medio, por cuanto está sujeto a los movimientos que efectúe la competencia. Es decir, ante la duda de cubrir o no los hechos, ser ‘chiviados’ se convierte en un fantasma que acelera la decisión del medio de emitir en directo.

De manera conexa aparece el principio de oportunidad periodística de ser testigos de un hecho sensible que involucraba la vida de una persona armada y claro, la de una veintena de ciudadanos detenidos por la desesperada decisión de la primera. Dicho principio se aplica, también, porque los periodistas y directores reconocen que su cubrimiento disparará el rating, indicador valioso para los administradores y para los propios empresarios de medios, pues ello se traduce en una mejor pauta o por lo menos, en mejores condiciones para negociar con los anunciantes, inmediatos, también en ‘caliente’; y con futuros anuncios publicitarios en el espacio de los informativos.

Lo cierto es que hechos violentos como el protagonizado por el ex sargento del ejército colombiano, desplazan de la agenda de los medios y privan a las audiencias de hechos políticos de especial sensibilidad, que ameritan un seguimiento mediático permanente por cuanto involucran asuntos de Estado, como la crisis de gobernabilidad del Gobierno Uribe, por el fenómeno de la parapolítica y la yidispolítica.

El trabajo responsable de un medio de comunicación debe estar en el seguimiento permanente de aquellos asuntos públicos que guardan directa injerencia con el devenir del país, en lo político, lo económico, en lo ambiental, entre otros. Y sin duda, asuntos y temas como las numerosas detenciones de congresistas, la ilegítima aprobación de la reelección presidencial inmediata y en general la crisis política en Colombia, demandarían de la prensa un tratamiento serio por cuanto la labor informativa-explicativa, en estos casos, debe estar por encima de los intereses particulares de las empresas mediáticas.

Formar a las audiencias en criterios amplios debe ser la prioridad, y no salvaguardar la imagen del Gobierno, tal y como viene sucediendo por estos días, escondida la prensa, en esos discutibles criterios de noticiabilidad.

Por lo anterior, la transmisión en ‘caliente’ de hechos como los sucedidos en Bogotá y la apertura de emisiones de los noticieros de televisión recabando sobre el mismo asunto, beneficia al Gobierno Uribe puesto que las audiencias estarán ‘entretenidas’ hablando del episodio protagonizado por el ex militar. Incluso, el mismo senador Gustavo Petro ‘mordió’ el anzuelo, al dedicar su atención a los hechos violentos. Claro que hay que advertir que el Senador no podía dejar pasar la oportunidad por cuanto lo expresado por el ex militar tiene implicaciones históricas y políticas que interesan al senador del Polo Democrático Alternativo, de ahí su solicitud al Fiscal para que proteja al ex sub oficial.

Cuando medios y periodistas priorizan una información y en consecuencia, desplazan y dejan por fuera asuntos de una mayor importancia para el devenir de la nación, claramente cumplen con tradicionales principios y valores periodísticos, que poco ayudan a la generación de estados de opinión que dejen como resultado audiencias con la capacidad de entender qué pasa con asuntos públicos que involucran el devenir de la nación y del Estado.

La gran prensa colombiana debería revisar los criterios de noticiabilidad pues el contexto colombiano, rico en eventos y en episodios atractivos, necesita de un periodismo alejado de declaraciones, de flash informativos, de directazos y emisiones en directo, pues la responsabilidad de las empresas mediáticas no puede estar sujeta a discutibles y acomodaticios valores/noticia[2], cuando hay asuntos de fondo de ponen en peligro la viabilidad del orden social establecido.

Bastaría con el registro del hecho, sin la espectacularidad con la cual se presentó. Bastaría con la lectura de un párrafo en el cual se informe: “un ex militar armado con una granada aterrorizó a una veintena de personas en un local de Porvenir, en pleno centro de Bogotá. Al final, no hubo pérdidas humanas que lamentar. El hombre armado fue sometido por las autoridades y espera una condena por terrorismo, porte ilegal de armas y secuestro.”

[1] Tomado de EL TIEMPO.COM, mayo 22 de mayo, horas de la mañana.

[2] Un ejemplo de lo acomodaticio que puede resultar la aplicación de los criterios de noticiabilidad, se produjo ayer en la emisión de las siete de la noche del noticiero Caracol Noticias. El informativo mostró una nota en la que se registraba el regreso del ex ministro Sabas Pretel de la Vega, involucrado en las declaraciones de Yidis Medina. Lo curioso es que para el noticiero Noticias RCN no fue noticia el regreso del ex ministro, dado que deberá responder por las graves declaraciones de la ex congresista, en el caso de la compra de votos con los cuales el Gobierno de Uribe aseguró la aprobación del proyecto de la reelección presidencial inmediata.
Mayo 22 de mayo de 2008

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